sábado, 21 de septiembre de 2013

OTOÑO



Emma ya no va a escalar el Everest ni va a descubrir América. Emma ha cruzado esa frontera en que los sueños quedan atrás y sólo quedan los días.

Un otoño más, un equinoccio repetido tántas veces...que el corazón ya no siente ni los cambios de luz. No tiene humor para relajarse y mirar. Sólo mirar.

Adela tampoco va a descubrir ya el polo norte, ni tan siquiera va a viajar a otro país. Pero siempre se negó a cruzar la línea en que los sueños se vuelven chiquilladas. Sueña con que algún día, algo podrá cambiar en ella, algo pequeño y hermoso que la hará feliz.

Y tal vez sea este otoño nuevo, con aroma a tierra mojada y una alfombra roja de hojas de tilo. Tal vez... por eso siempre mira al cielo, a las caras de la gente que se cruza, a las aceras negras, a los árboles.

Emma y Adela coinciden en el ascensor de un centro comercial cuando un apagón las deja aisladas del resto del mundo. Y, hablan. Para espantar el miedo, por necesidad física, porque no queda otra. Hablan.

Y, en cada una, se va produciendo un cambio. Quizá el que esperaba Adela, o el que nunca soñó Emma, pero un cambio en sus formas de ver el mundo.

Las vidas de cada una se desgranan en la oscuridad como si no hubiera oyentes, como si por primera vez, expresaran en voz alta todo lo que sienten.

Se prometen muchas cosas, amistad, compañía, gestos.

Y se enciende la luz. El ascensor sigue su camino con un gruñido hasta llegar a la planta cero donde abre su boca. Y, ellas, salen.

Apenas una mirada, un saludo con la cabeza, nada ¿O habrá más? ¿La historia de Emma y Adela volverá a cruzarse?

Sólo lo podrán saber si leen OTOÑO, el tercer libro de la magnífica Amelie Borgnat, que promete tener continuación en INVIERNO, claro.

Les recomiendo esta autora francesa, que con le savoir faire de una educación exquisita, nos derrama la vida de los seres invisibles.


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