Un nuevo concepto no tan nuevo, pero, poco explorado. Apenas en el 2002 tuvimos las primeras pistas gracias a Luis González: Poesías Urbanas.
Pero ¿qué es eso? El punto de vista del poeta siempre es subjetivo.La poesía es escribir pensamientos con palabras, atrapando la realidad como siempre; pero todos sabemos que la naturaleza, aunque no son palabras, también es poesía. El punto de inflexión llega cuando encunetras la poesía en el medio urbano, donde no todo lo es, pero si una gran parte, aunque hay que encontrarla. Una vez que lo ves, ya no te resulta difícil volver a verlo. Sigue siendo un punto de vista subjetivo, pero sin palabras, lo cual da una posibilidad de interpretación diferente de cada poema para cada persona.
Hoy nos encontramos con un autor de Poesía Urbana que da a sus poemas un giro diferente. Una mezcla entre sí mismo y la ciudad, entresacando sentimientos de esas cosas que vemos todos los días y nos pasan desapercibidas: aceras, farolas, charcos.
En cada poema, entrega el alma y succiona la que guardan las cosas, amasando versos con peso molecular.
Moléculas cis y trans, tornadas en L o D, despertando almas y corazones.
Él es Amado Gómez, joven, fuerte, urbano y cosmopolita que escribe sin dejar al aliento salir de los pulmones.
Merece la pena, se lo aseguro.
Y, como ejemplo, unos poemas:
Caminaba descalzo
por una acera sin piel
que me tragó las ganas
y una esfera pálida de luz
iluminaba mis entrañas
Carácter anochecido
entre cubos de basura
mientras un gato famélico
cantaba tangos
junto a los restos de un ocaso
que había bebido ron
Éteres sin fundamento
gases de ce o dos
que palpitan ilusionados
sobre los cuerpos inertes
Es la ciudad, es la noche
y, claro, soy yo.
La ciudad canta en la noche
A los tránsfugos del día
Que huyen despavoridos
De la luz, que quema y mata
Escondidos en un bar de barrio
Con los orines bailando claqué
Nos sentimos héroes
De las noches sin luna
Trigales de acero, ríos de hormigón
Son el hogar de nuestros ojos muertos
Y el esplendor de una bombilla
De no más de treinta watios
Se hace rey de un país negro
Del que somos súbditos rendidos
Ante una copa de vodka
Que nunca conocerá moscú
Hay una estación de tren
Qué se yo…
Una estación cualquiera
Como tantas
En que las vías se quiebran
Para encerrarme con ellas
En un laberinto gris
Que nunca cambia
Vías como cordones estáticos
Con parálisis cerebral
Catedral de inciertos y mareas
Museo de historias inconclusas
Que se trenzan con trenes sin cabina
Abalorios de tiempos muertos
De los que escaparé algún día
Si tú me peinas
No se lo pierdan. Es un consejo de amiga.
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