martes, 12 de marzo de 2013

POESÍA URBANA

Un nuevo concepto no tan nuevo, pero, poco explorado. Apenas en el 2002 tuvimos las primeras pistas gracias a Luis González: Poesías Urbanas.

Pero ¿qué es eso? El punto de vista del poeta siempre es subjetivo.La poesía es escribir pensamientos con palabras, atrapando la realidad como siempre; pero todos sabemos que la naturaleza, aunque no son palabras, también es poesía. El punto de inflexión llega cuando encunetras la poesía en el medio urbano, donde no todo lo es, pero si una gran parte, aunque hay que encontrarla. Una vez que lo ves, ya no te resulta difícil volver a verlo. Sigue siendo un punto de vista subjetivo, pero sin palabras, lo cual da una posibilidad de interpretación diferente de cada poema para cada persona.

Hoy nos encontramos con un autor de Poesía Urbana que da a sus poemas un giro diferente. Una mezcla entre sí mismo y la ciudad, entresacando sentimientos de esas cosas que vemos todos los días y nos pasan desapercibidas: aceras, farolas, charcos.

En cada poema, entrega el alma  y succiona la que guardan las cosas, amasando versos con peso molecular.

Moléculas cis y trans, tornadas en L o D, despertando almas y corazones.

Él es Amado Gómez, joven, fuerte, urbano y cosmopolita que escribe sin dejar al aliento salir de los pulmones.

Merece la pena, se lo aseguro.

Y, como ejemplo, unos poemas:

Caminaba descalzo
por una acera sin piel
que me tragó las ganas
y una esfera pálida de luz
iluminaba mis entrañas

Carácter anochecido
entre cubos de basura
mientras un gato famélico
cantaba tangos
junto a los restos de un ocaso
que había bebido ron

Éteres sin fundamento
gases de ce o dos
que palpitan ilusionados
sobre los cuerpos inertes

Es la ciudad, es la noche
y, claro, soy yo.



La ciudad canta en la noche

A los tránsfugos del día

Que huyen despavoridos

De la luz, que quema y mata



Escondidos en un bar de barrio

Con los orines bailando claqué

Nos sentimos héroes

De las noches sin luna



Trigales de acero, ríos de hormigón

Son el hogar de nuestros ojos muertos

Y el esplendor de una bombilla

De no más de treinta watios

Se hace rey de un país negro

Del que somos súbditos rendidos

Ante una copa de vodka

Que nunca conocerá moscú


Hay una estación de tren

Qué se yo…

Una estación cualquiera

Como tantas

En que las vías se quiebran

Para encerrarme con ellas

En un laberinto gris

Que nunca cambia

Vías como cordones estáticos

Con parálisis cerebral

Catedral de inciertos y mareas

Museo de historias inconclusas

Que se trenzan con trenes sin cabina

Abalorios de tiempos muertos

De los que escaparé algún día

Si tú me peinas


No se lo pierdan. Es un consejo de amiga.

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